El arte de pescar: una manera de hacer terapia
Categoría : Varios

El arte de pescar: una manera de hacer terapia frente al mar

Expertos pescadores del centro de Mar del Plata le contaron a El Atlántico de qué depende tener un buen o un mal día de pesca. La gran mayoría destacó la paz y la tranquilidad que les da practicar esta relajante actividad.-

Para algunos es un hobbie. Para muchos una costumbre. Otros lo definen como un estilo de vida. La pesca deportiva es elegida todo el año por hombres y mujeres como una eficiente terapia y relajante actividad frente al mar. Cientos de marplatenses arriban a diario a las distintas escolleras y puntos de pesca que hoy ofrece la ciudad y disfrutan allí del día en familia o en soledad. Con el inicio de la primavera, la pescadilla y la brótola se convierten en moneda corriente, aunque muchos esperan por la llegada de la corvina.

El viento, el oleaje, la temperatura, el horario, la época, la línea, la carnada, la caña, el riel, la zona… son muchos los factores que, de acuerdo con los pescadores, influyen a la hora de tomar la “vara” y emprender el camino hacia la costa.

Muchos deciden salir a pescar en familia. Para otros, es una actividad solitaria que los aleja de los problemas y lo sumerge en un mundo diferente por al menos unas horas.

En una tarde soleada como la de ayer, los distintos puntos de pesca distribuidos en el centro de la ciudad se llenan de cañas, baldes y carnadas, elementos que forman parte de un mismo ritual.

Uno de los grandes conocedores de esta particular actividad es Aníbal, vendedor de carnadas y artículos de pesca desde hace varias décadas. “En esta época hay muy buena pesca. Sale brótola, pescadilla… de todo un poco”, explicó, al tiempo en que aclaró que sobre el arribo de los días más lindos del año, la escollera de Punta Iglesia “se llena de gente de todas las edades que viene a pescar”. “Y en verano más todavía, la gente se queda toda la noche”, añadió.

En la zona, Aníbal es consultado por pescadores novatos y expertos. “A la gente le gusta que uno la atienda bien. Hay quienes vienen sólo a comprar y después está el que pregunta y pide información”, explicó.

“Siempre cuando el mar sube hay más pesca. Cuando el mar baja el pescado se va para adentro, porque al irse el agua queda poco oxígeno, entonces busca la profundidad. Cuando viene el agua, entra oxígeno y se arrima el pez”, detalló el vendedor de carnada.

Debido a su experiencia, Aníbal ha conocido a cientos de pescadores oriundos de Mar del Plata y de otros puntos del país. “Conozco a muchos. Algunos viejos se han ido ya, como nos vamos todos de esta vida, han muerto muchísimos buenos pescadores, pero también hay mucha gente joven que aprende y comienza a pescar, y eso es muy lindo”, concluyó.

Por Gonzalo Gobbi